miércoles, 4 de noviembre de 2009

Del Halloween y el terror adolescente


Halloween es una buena excusa para hablar de la muerte con quien tan lejos se encuentra de ella como son los adolescentes. Explorar tradiciones, creencias o ritos alrededor de la muerte, comparar distintas culturas, rastrear el sentido del miedo y las normas de afrontamiento (huida, enfrentamiento, humor, ritualización), detectar problemas o creencias conflictivas y verbalizar, dar imagen y compartir miedos grupales y/o personales así como el modo de mejorarlos.

Un miedo recurrente: El bosque
El bosque es una representación que repiten con frecuencia cuando pedimos a los chicos que dibujen una escena de terror o un miedo personal.
Perderse en el bosque es un problema clásico en el cuento infantil (Blancanieves, Hansel y Gretel, Pulgarcito…), es una representación común en el cine de terror (el niño de Viernes 13 deambula por el bosque que rodea el lago), y es un miedo adulto cuando lo explican cómo “he representado el miedo a los sitios desconocidos y a estar solo en el mundo” (explicación que hemos oído repetidamente a niños inmigrantes que han tenido traslados sucesivos de países y han estado periodos lejos de sus padres).

Para los celtas o los griegos el bosque era un santuario. El árbol es un símbolo de vida pero también se relaciona con la muerte: conecta el mundo de los infiernos (raíces) con el del cielo (ramas), o el mundo subterráneo con el aéreo. En esa faceta atemorizante del árbol tenemos al árbol devorador que convierte el bosque en un lugar opresivo y angustioso.
El bosque del psicoanalista es una representación del inconsciente. No queremos entrar en él pues tememos lo que nos pueda revelar.

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